Paciente puérpera que ingresa de la zona de boxes con
juicio clínico de crisis hipertensiva con mal control de cifras tensionales,
ECG ritmo sinusal a 72 lpm, alteraciones inespecíficas en la repolarización, analítica;
glucosa 77 mg/dl, urea 18 mg/dl, creatinina 0’71 mg/dl, sodio 138 mEq/l,
potasio 3’2 mEq/l, creatinkinasa CK 267 U/l.
HTA mal controlada con ARA, Amlodipino y
Tiazida. Preeclampsia en embarazo con cesárea por este motivo a las 33 semanas,
parto el día 18 de octubre.
Desde entonces mal control de TA, acude al S.
Urgencias hace 3 días por lo que se controla TA con labetalol en perfusión y se
ajusta el tratamiento al alta con Trandate 100/12, enalapril 10/12 y Aldomet
250/12.
Vuelve de nuevo al S. Urgencias con una TA
> 200 y diastólica < 120 la noche anterior tomo Labetalol a las 23 horas.
Se ha administrado Losartán y diurético
desde entonces. Esta mañana asintomática TA 195/130.
Analítica; hipopotasemia leve, FR normal, no
orina. Perfil preeclampsia grave hoy pendiente.
Pasa a sala de observación y se inicia bomba
de perfusión Trandate. TA seguridad 160/100.
Evolución; TA 200/100. Paciente con HTA en
tratamiento con Enalapril con mal control tensional, vista el 3/11 por crisis
hipertensiva más proteinuria que cedió con Labetalol y metildopa, puérpera
desde hace dos semanas que acude por cefalea y TAS 200. Según refiere tiene
acordado con MAP inhibir la lactancia para mejor
control farmacológico de TA, buen control con Eprosartan/hidroclorotiazida.
Tiene cita pendiente en Nefrología.
Se le ha administrado Captopril 25 mg vía
oral más Diazepam sin conseguir bajar cifras. Se administran 20 mg Labetalol IV
más nolotil por cefalea, a los 30 minutos TA 197/110, por lo que se pauta
perfusión de Labetalol 200 mg/200ml en SGS 5% a 30 ml/h.
La paciente al llegar a la sala de
observación, se le ubica enfrente del control de enfermería y se le conecta a monitorización electrocardiográfica, donde se programa la toma de TA cada cinco minutos para vigilar el efecto terapéutico del fármaco administrado, informar al médico y registrar la variación de dicha constante vital.
No cesa de llorar desconsoladamente por el empeoramiento de su situación, se realiza la extracción de la leche que se le entrega a su marido para alimentar al bebé en la sala de espera. Más tarde el marido solicita pasar con el bebé para que lo vea la madre, al escuchar tal petición el médico sale a hablar con su familiar para explicar las complicaciones que le puede ocasionar al bebé entrar en la unidad.
Se le explica a la madre que por el bien del bebé no debe permanecer aunque sea por poco tiempo en la unidad, esto le podría generar daños mayores, con empatía le hacemos saber que la comprendemos como madres que somos y entendemos que quiera ver en ese momento al bebé pero la solución de mayor beneficio para ambos no es esa. La mujer de origen guineano nos comprende y comienza a tranquilizarse y deja de llorar, momentos más tarde su TA comienza a descender hasta 149/89.
Tanto auxiliares como enfermeras comprendemos la tristeza y la exteriorización de los sentimientos de angustia, impotencia e incertidumbre por parte de la paciente, le dedicamos tiempo de escucha activa e intentamos hacer todo lo posible para que se sienta acompañada, escuchada y comprendida con el objetivo de conseguir que este lo más confortable posible durante su estancia hospitalaria.
La actuación del médico al informar de su diagnóstico a la señora me pareció ejemplar, pues le hizo entender la importancia de llevar a cabo una buena adherencia del régimen terapéutico y la gravedad que podia tener para su salud descuidar su dieta hiposódica, el control periódico de la TA, y la toma de los fármacos prescritos.
Un momento más tarde ella me preguntaba por sus cifras de TA, yo le informe y le recordé las palabras del médico, pues con el tratamiento si sus cifras bajaban y se mantenían más bajas, posiblemente al día siguiente le darían de alta hospitalaria y un parte de interconsulta para el servicio de nefrología.
Al aproximarse la hora de marcharme, pase unos minutos con la paciente y le comente que intentase estar tranquila, que se concentrase en realizar una respiración suave inspirando por la nariz y expulsando el aire lentamente por la boca, que recordase escenas que le hubiesen hecho sentirse feliz en otras etapas de su vida y las visualizará en su imaginación, todo esto le podía ayudar a pasar con más tranquilidad y mejor el tiempo de estancia hospitalaria.
Cuando salía por la puerta vi a un señor de color con un bebé en un carrito e imagine que era el esposo con el bebé de ambos, sus otros dos hijos les cuidaba una hermana de la paciente.
La familia también pasaba por una mala situación socioeconómica, por lo que la paciente me comento cuando charlamos durante unos minutos, en esos instantes la emoción me invadía y por unos segundos sentí tanta pena como rabia, el afrontamiento fue intentar canalizar mis emociones para evitar que las lágrimas apareciesen en mi rostro y pude continuar escuchando su vivencia e incluso transmitir ánimo y dar esperanza.
En el fondo sentí alegría pues la relación terapéutica establecida con la paciente era buena, no me costó entablar un feedback, surgió de forma muy natural, no tenía que pensar en lo que iba a decir en un momento concreto, sentí la madurez a través de los años de práctica clínica, lo cual cuando reflexione sobre ello para transcribir esto me llena de gozo y satisfacción a nivel personal y profesional.
No cesa de llorar desconsoladamente por el empeoramiento de su situación, se realiza la extracción de la leche que se le entrega a su marido para alimentar al bebé en la sala de espera. Más tarde el marido solicita pasar con el bebé para que lo vea la madre, al escuchar tal petición el médico sale a hablar con su familiar para explicar las complicaciones que le puede ocasionar al bebé entrar en la unidad.
Se le explica a la madre que por el bien del bebé no debe permanecer aunque sea por poco tiempo en la unidad, esto le podría generar daños mayores, con empatía le hacemos saber que la comprendemos como madres que somos y entendemos que quiera ver en ese momento al bebé pero la solución de mayor beneficio para ambos no es esa. La mujer de origen guineano nos comprende y comienza a tranquilizarse y deja de llorar, momentos más tarde su TA comienza a descender hasta 149/89.
Tanto auxiliares como enfermeras comprendemos la tristeza y la exteriorización de los sentimientos de angustia, impotencia e incertidumbre por parte de la paciente, le dedicamos tiempo de escucha activa e intentamos hacer todo lo posible para que se sienta acompañada, escuchada y comprendida con el objetivo de conseguir que este lo más confortable posible durante su estancia hospitalaria.
La actuación del médico al informar de su diagnóstico a la señora me pareció ejemplar, pues le hizo entender la importancia de llevar a cabo una buena adherencia del régimen terapéutico y la gravedad que podia tener para su salud descuidar su dieta hiposódica, el control periódico de la TA, y la toma de los fármacos prescritos.
Un momento más tarde ella me preguntaba por sus cifras de TA, yo le informe y le recordé las palabras del médico, pues con el tratamiento si sus cifras bajaban y se mantenían más bajas, posiblemente al día siguiente le darían de alta hospitalaria y un parte de interconsulta para el servicio de nefrología.
Al aproximarse la hora de marcharme, pase unos minutos con la paciente y le comente que intentase estar tranquila, que se concentrase en realizar una respiración suave inspirando por la nariz y expulsando el aire lentamente por la boca, que recordase escenas que le hubiesen hecho sentirse feliz en otras etapas de su vida y las visualizará en su imaginación, todo esto le podía ayudar a pasar con más tranquilidad y mejor el tiempo de estancia hospitalaria.
Cuando salía por la puerta vi a un señor de color con un bebé en un carrito e imagine que era el esposo con el bebé de ambos, sus otros dos hijos les cuidaba una hermana de la paciente.
La familia también pasaba por una mala situación socioeconómica, por lo que la paciente me comento cuando charlamos durante unos minutos, en esos instantes la emoción me invadía y por unos segundos sentí tanta pena como rabia, el afrontamiento fue intentar canalizar mis emociones para evitar que las lágrimas apareciesen en mi rostro y pude continuar escuchando su vivencia e incluso transmitir ánimo y dar esperanza.
En el fondo sentí alegría pues la relación terapéutica establecida con la paciente era buena, no me costó entablar un feedback, surgió de forma muy natural, no tenía que pensar en lo que iba a decir en un momento concreto, sentí la madurez a través de los años de práctica clínica, lo cual cuando reflexione sobre ello para transcribir esto me llena de gozo y satisfacción a nivel personal y profesional.
Observar la integración de la diversidad cultural y la atención a la paciente por parte del equipo de profesionales con una visión holística, me conmueve y a la vez me hace sentir plenitud interior, pues hasta ahora en mis reflexiones internas la sensación percibida con respecto a todo tipo de pacientes y las distintas patologías que presentan, es atender al aspecto de cuidados físicos, estar atentos a la monitorización, parece que nos importan muchisimo las máquinas y el paciente como persona quedaba como en segundo plano, pero en este caso y en otros casos posteriores detecte la atención de humanidad y compasión a la persona/paciente y familia, aptitudes importantes de ejercitar en la práctica clínica pues son inherentes a la vocación profesional de enfermería.
A la mañana siguiente, la paciente presenta una T.A entre 149/97 hasta 140/82, la doctora le informa que le va a cursar el alta con un parte de interconsulta de nefrología. Su expresión facial era más relajada, nos mostraba su alegría con una gran sonrisa y nos daba las "gracias por el trato que he recibido y por comprender mi situación", yo en ese momento observaba la cara y el comportamiento de todo el equipo de profesionales presentes y sus caras mostraban felicidad, a pesar de que se continuaba trabajando por la enorme carga de trabajo que existia en ese momento, de veras que la armonía y la sincronia de organización, compenetración entre las enfermeras y médicos del equipo hacian su labor eficiente, se alcanzaban los objetivos y a la vez se gestionaban bien los recursos disponibes, esa mañana palpe la gran labor humanitaria que existe en la vocación sanitaria.
Urgencia Hipertensiva; se define crisis
hipertensiva la elevación aguda de la Presión Arterial encontrándose como
límites para su diagnóstico las cifras mayores o iguales de 120 mmHG para la
PAD y 180 mmHg para la PAS.
De esta forma podemos clasificar la urgencia
hipertensiva en;
Emergencia Hipertensiva (EH): elevación de la
P.A. con afectación aguda y grave de los órganos diana (cerebro, riñón,
corazón, retina…) que entraña un compromiso vital. Es necesaria una reducción
rápida de las cifras de P.A, habitual en menos de una hora. Esta indicado el
tratamiento parenteral.
Formas clínicas
- HTA acelerada maligna
- Encefalopatía hipertensiva
- Ictus isquémico o hemorragia cerebral
- Disección aortica aguda
- Fallo ventricular izquierdo agudo
- Síndrome Coronario Agudo
- Exceso catecolaminas circulantes; Drogas, anfetaminas, LSD, extasis, cocaína, Crisis de feocromocitoma, Supresión brusca de tratamiento hipotensor
- Eclampsia
- Epistaxis severa
Urgencia Hipertensiva (UH); existe una
elevación de la P.A sin afectación de los órganos diana y sin clínica de
acompañamiento (o síntomas leves o inespecíficos). Se recomienda administrar
fármacos por vía oral y descender la P.A de forma gradual en uno o dos días.
Pseudocrisis Hipertensiva; algunas
situaciones (dolor, ansiedad, estrés) o patologías (traumatismo craneal, lesión
medular…) pueden producir elevaciones de las cifras tensionales que van a
normalizarse cuando se solucione el desencadenante que lo produce. Se
consideran falsas crisis hipertensivas.
Valoración en Urgencias
Clínica. El primer objeto que debemos
plantearnos es clasificar la crisis hipertensiva en urgencias o emergencias
hipertensiva, la gravedad no está relacionada con las cifras elevadas de P.A
sino con la afectación de los órganos diana y el contexto clínico del paciente.
Signos y Síntomas. Mientras que la clínica de
los pacientes que presentan una UH suele ser difusa e inesperada la sintomatología
de aquellos que presentan una emergencia hipertensiva estará relacionada con el
órgano diana afectado. Será la clínica y los hallazgos físicos los que nos
ayudaran a llegar al diagnóstico.
Emergencia HTA
|
Sintomatología
|
Encefalopatía
hipertensiva
|
Cefalea
intensa, nauseas, vómitos
Alteración
del nivel consciencia
Convulsiones
y coma
|
Accidente
cerebro-vascular
|
Alteración
del nivel de consciencia
Focalidad
neurológica
|
Insuficiencia
Cardíaca
|
Disnea,
ortopnea, DPN, Oliguria y edemas
|
Síndrome
Coronario Agudo
|
Dolor
torácico, irradiación a extremidades
Sintomatología
vegetativa
|
Disección
aórtica
|
Dolor
torácico y/o abdominal intenso
Datos
de gravedad, mala perfusión
|
Eclampsia
|
Gestación,
Oliguria, Anuria, Crisis convulsiva
|
HTA
acelerada maligna
|
Cefalea,
alteraciones visuales
Deterioro
de la función renal
Retinopatía
grado III, IV
|
Exceso
de catecolaminas circulantes
|
Cefalea,
palpitaciones, sudoración
|
CRISIS HIPERTENSIVA
PAS>180 y/o PAD >120
URGENCIA HTA
EMERGENCIA HTA
Reposo 15/30’ Tto. específico
Ansiolítico s/p
Si Persiste TA >180/120 se administrará Tto
farmacológico oral;
·
Captopril 25/50 mg
·
Amlodipino 5/10 mg
·
Atenolol 25/50 mg (repetir en 30-60’ si no conseguimos control PA
Si control
de la PA; Alta domiciliaria control en consultas externas en 24-48 horas
No control
de la PA; administrar medicamento de familia diferente, control a 60’, revaluar
si aún así no hay control de la PA; Tratamiento Intravenoso
1. Uropidil
2. Labetalol
3. Observación en urgencias/ingreso
4. Interconsulta a Nefrología
Bibliografía;
- Abad E,
et al. Manual de Urgencias. Sociedad Española de Medicina de Urgencias y
Emergencias. 2011;1: 97-99
- Rovira E. Enfermería 21. Urgencias en Enfermería. DAE.Madrid. 2000; 1: 181-186
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