Esta última semana de práctica clínica la realizo en la consulta de urgencia del S. Urgencias Generales.
Desde el comienzo de mis practicas en el
servicio de urgencias, he preferido estar con bastante tiempo antes del inicio
del turno, quizás por el hecho de pensar en los pacientes que hay que atender
de carácter urgente, y también por solidaridad con los profesionales que han realizado el turno
de noche, pues son más horas que en un turno de mañana o tarde y considero que
es un turno más pesado aunque en contadas ocasiones exista menos carga de
trabajo.
En el trayecto de casa al trabajo y viceversa
en muchas ocasiones aparece en el flujo de pensamientos el futuro profesional quizás
sea por la situación de crisis que predomina en el país en estos momentos, pero
en mi interior existe una visión positiva y de optimismo para mi futuro profesional.
La mayoría de veces pienso en como recordaré
esta etapa de huelga de sanidad pública, los servicios mínimos prestados ante
los que hemos estado trabajando como uno más del gran equipo de profesionales
de la salud y siento que quizás
deposito demasiada confianza en la
visión positiva de futuro pero es el mejor modo de afrontarlo en mi interior,
para no desfallecer después del gran esfuerzo que me supone tanto a nivel
personal como de conciliar con la vida familiar e incluso social.
He intentado aprovechar al máximo mi práctica
en el servicio de urgencias, aprender de los errores y sobre todo tener en
cuenta que la situación de un paciente se puede complicar en cuestión de segundos,
ser precavida y adelantarnos a las posibles complicaciones que pueden dar lugar,
es una labor que siempre debe ayudarnos a establecer las prioridades entre los
pacientes que debemos atender.
Sirve de ejemplo un paciente que llega a la
consulta, clasificado en el triage por
dolor abdominal, durante la toma de constantes su FC 157 lpm que compruebo con
el pulsioximetro obteniendo las mismas cifras, se le realiza un ECG que la
enfermera muestra a la doctora y esta indica que pasemos al paciente a sala de observación por presentar una hipertrofia
ventricular.
El
servicio de consulta ha estado en mínimos por la huelga de médicos que ha
acontecido en esta semana, muchos de los pacientes que acuden a la consulta nos
transmiten su descontento por la privatización de la sanidad y nos dan las
gracias por estar ahí, trabajando para ayudarles en el proceso de recuperación
de su salud.
Otros pacientes tienen en mi opinión
desconocimiento de la situación actual con respecto al tema de la sanidad y atacan
con agresividad verbal al sanitario con el cual realizan su primer contacto, celador,
personal administrativo de admisión de urgencias, enfermera de sala de
clasificación o triage. No he presenciado ninguna agresión física gracias a
Dios, pero comprendo que la reprimenda
que recibe el profesional por parte de los pacientes o usuarios le cause mucha
decepción aunque sea consciente del desconocimiento por parte de él, lo cual
debe afrontar con una actitud de respeto por el paciente y no debe afectar en su actitud ante el trabajo
que debe desarrollar con el resto de pacientes y profesionales.
A primera hora cuando la enfermera que ha realizado el turno de
noche nos relata las incidencias de la noche, como los pacientes que permanecen
a la espera de ser vistos por el médico, pruebas pendientes, tratamientos en
proceso etc. nos despedimos deseándole un buen descanso.
La
consulta es pequeña pero confortable, pues la intimidad del paciente siempre se
respeta por medio de una cortina extensible, aunque para agilizar el tiempo de
espera hay veces que se esta realizando un ECG a un paciente y a otro tomando
constantes vitales y dejando registradas las mismas a través del programa de
Selene, procuramos no comentar datos, estos se leen, se registran pero no se
mencionan verbalmente, si es necesario se hace un gesto indicando la petición
requerida.
Me gusta cambiar la sabana de la camilla,
preparar material para canalizar vvp, extraciones sanguíneas, muestras de orina, etc, por lo que ayudo en
dicha tarea de reposición de material a la auxiliar de enfermería encargada de
esta tarea o si ella no ha llegado voy realizando la tarea yo misma, pues
agiliza mucho tiempo del trabajo que en breve vamos a tener que ejecutar.
Acuden muchas pacientes con diagnóstico de
cefalea, el cual no es un problema menor y sin importancia, ya que por un lado
disminuye la calidad de vida de la persona y desde el punto de vista económico
implica un gasto muy elevado en fármacos y consultas, disminuye la capacidad de
trabajar y es una causa de absentismo laboral.
Debemos diferenciar entre los distintos tipos
de dolores de cabeza;
-
La migraña es el dolor de cabeza que acompaña a la sinusitis, puede
ser común o sin aura, clásica o con aura
y existen además otras formas de migraña.
-
Cefalea en racimos con sus variantes como hemicránea paroxística
crónica y otras cefaleas no secundarias.
-
Cefalea de tensión episódica o crónica
-
Cefaleas secundarias o sintomáticas las cuales pueden ir asociadas a
traumatismo de cabeza, alteraciones vasculares, trastornos metabólicos,
infecciones fuera de la cabeza, relacionadas con la administración o supresión
de fármacos.
En la valoración general del dolor de cabeza
se tendrá en cuenta su localización, evolución, forma de inicio y duración,
intensidad, factores agravantes, síntomas asociados y factores atenuantes.
En el caso de la migraña y la cefalea en
racimos se prescribe Sumatriptán® y oxigeno
alto flujo.
En el resto de cefaleas el tratamiento médico
prescrito suele ser un antiemético como la metoclopramida junto al tratamiento analgésico, ya que estos agentes aumentan el
vaciado gástrico, disminuyen la náusea y pueden aumentar la eficacia de los analgésicos
coadministrados.
Una técnica utilizada desde hace años es la oxigenoterapia
de alto flujo, la cual es una opción para paliar los síntomas en un ataque
agudo y son varios los estudios que avalan su eficacia y seguridad ante el
problema que sufre gran parte de la población.
Bibliografía;
- Rovira E. Enfermería 21. Urgencias en Enfermería. DAE. Madrid. 2000; 1: 203-211
CUALIDADES DE UN BUEN PROFESIONAL DE
ENFERMERÍA
Durante los años de práctica clínica junto a distintos profesionales de enfermería, muchos de ellos con numerosos
años ejercidos y por lo tanto con una gran experiencia profesional
muy enriquecida, he aprendido, observado y me enriquecido con una finalidad que siempre ha sido intentar aprender de la cualidad
más positiva del profesional, quedarme con lo mejor y desechar lo que no he
considerado oportuno, grato y correcto.
La norma moral de la enfermera se relaciona
con la vocación y la disciplina que son para mí el punto principal de partida para
conseguir ser una buena y excelente enfermera, tener la necesidad de mostrar
una actitud de ayuda ante las
necesidades de la persona y/o comunidad es primordial para sentirse útil ante
la sociedad, lo cual aporta una satisfacción personal y profesional que vale
más que el salario económico que adquirimos el cual también es necesario para mantener nuestra propia salud.
La disciplina, son las normas establecidas
por la profesión y que la enfermera debe cumplir siempre. La ilusión va unida a
aspirar a ser una excelente profesional de la enfermería, “Querer es poder, y desde mi punto de vista poder
ser una excelente enfermera consiste en querer serlo”.
He conseguido observar que existe una gran diferencia entre enfermeras profesionales, que muestran gran sabiduría
en cuanto a conocimientos científicos y ejercen con destreza y habilidad las
distintas técnicas y procedimientos, creo que son una mayoría, por los conocimientos
que se deben adquirir para poder ejercer esta profesión, y enfermeras vocacionales, cuya aptitud se muestra con la humanidad en el trato de respeto por la dignidad, intimidad y confidencialidad
del paciente junto con la compasión de
ayudar a aliviar el sufrimiento ante la dolencia o enfermedad de la persona,
siempre teniendo en cuenta a su familia, ya que la enfermera debe mantener una
visión holística que abarca el aspecto biopsicosocial del paciente.
Respetar los principios éticos nos
obliga a dar unos cuidados al paciente apoyándonos en el principio de no maleficencia, justicia, beneficencia y autonomía, derecho este último del paciente al
consentimiento informado.
Cuidar mi salud manteniendo unos hábitos de
vida saludable, es primordial para poder cuidar y ayudar a los demás en su proceso de salud. Mantener una dieta equilibrada y realizar
ejercicio físico ayuda a conservar una armonía en las distintas dimensiones de
la persona y su entorno para conservar la salud o ausencia de enfermedad.
Las habilidades
de comunicación del profesional de enfermería ejerciendo la comunicación
verbal y no verbal, mediante un contacto visual, gestos, postura, acercamiento ayuda mucho al
paciente a lograr exteriorizar sus emociones, si mostramos sinceridad con nuestra empatía
al escuchar sus sentimientos él percibe la escucha activa, siente que
nos ponemos en su lugar y que entendemos sus emociones y sentimientos que
expresa con más libertad, seguridad y confianza.
Mostrar nuestra sinceridad con prontitud ante
un error cometido, siendo reconocido y
transmitido al médico es fundamental para evitar una posible complicación
potencial que pueda sufrir el paciente.
La bondad y la
dulzura
consiguen abrir puertas que no se logran con la dureza, debemos entender los
sentimientos de soledad, inseguridad, temor, miedo, desamparo, abandono o falta de ayuda que puede sufrir el
paciente.
Debemos mostrar un trato delicado, sensible y
de afecto al paciente, cliente o usuario es una destreza que va a facilitar tanto
el inicio como el progreso de una relación terapéutica de
confianza, lo cual ayuda a que el paciente adquiera una buena adhesión
terapéutica y consiga así un rápido restablecimiento de su salud.
El entendimiento y la buena comunicación se deben
practicar no solo con el paciente, sino también con el resto de profesionales
que formamos el equipo multidisciplinar,
trabajando en equipo conseguimos alcanzar los objetivos establecidos. La responsabilidad y obediencia ante las tareas delegadas por el profesional médico
deben estar siempre presentes en la enfermera junto con las habilidades de resolución de problemas, ya
que debemos actuar con inteligencia, utilizando los conocimientos con
razonamiento crítico para anticipar y
prevenir las posibles complicaciones que
pueda sufrir el paciente.
Ser organizado, cuidadoso, curioso, limpio, positivo
mostrando alegría y hacer un buen uso de
los recursos disponibles favorece el ambiente del entorno donde paciente y
enfermera junto con el resto de profesionales de la salud trabajamos, ya sea en
una institución pública o privada
alcanzando nuestro objetivo que es dar una calidad asistencial excelente.
Y no puede faltar la paciencia cualidad sin la cual no podemos brindar un cuidado
afectivo, es una actitud que requiere de nuestra capacidad para soportar
cualquier situación o circunstancia sin alterarnos, con paciencia y tesón
podemos llegar a conseguir realizar tareas o actividades pesadas o minuciosas
que requieren mucha precisión y cuando son conseguidas sentimos un regocijo
inmenso por el logro de las mismas, así como mantener un buen trato con un
paciente conflictivo con el que a través de la empatía entablamos la relación terapéutica de
confianza, lo cual nos hace sentir satisfacción profesional y personal al
lograr los objetivos establecidos.
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