SHOCK; síndrome de origen multifactorial, consecuencia
del Sistema Circulatorio para la adecuada perfusión de los tejidos. Es una
urgencia médica que precisa un reconocimiento precoz y un abordaje inmediato,
de tal modo que si no se adoptan medidas encaminadas a su corrección conduce inexorablemente a la muerte.
La glándula prostática es un órgano que se
encuentra en la base de la vejiga en los hombres. Es posible que sea necesario
destruir o extirpar quirúrgicamente los tejidos en dicha glándula si ésta se encuentra
inflamada.
Un agrandamiento de la próstata puede causar
problemas para orinar e infecciones urinarias. Estos síntomas a menudo se
pueden aliviar con la extirpación parcial o total de la glándula prostática, lo
cual se puede llevar a cabo de muchas maneras, dependiendo del tamaño de la
próstata y de la causa de su agrandamiento.
Los tres procedimientos más comunes para la
extirpación quirúrgica de la glándula prostática cuando no hay cáncer son:
•Resección transuretral de la próstata (TURP,
por sus siglas en inglés)
•Prostatectomía con láser
•Prostatectomía abierta
La decisión con respecto al tipo de
prostatectomía que se debe realizar depende del tamaño de la glándula
prostática. Para las próstatas de más de 30 gramos y de menos de 80 gramos
(este número depende de la experiencia del cirujano) se recomienda la TURP. Si
la próstata es de más de 90 gramos, se recomienda una prostatectomía abierta.
Al paciente le había sido practicada una prostatectomía
abierta, que consiste en realizar una incisión en la parte inferior del abdomen
entre el ombligo y el pene a través de la cual se extirpa la glándula prostática.
Éste es un procedimiento mucho más complicado que por lo general requiere una
hospitalización y un período de recuperación más prolongados.
La prostatectomía suprapúbica se realiza
utilizando anestesia general o raquídea. El paciente regresa de la cirugía con
un catéter de Foley colocado y ocasionalmente un catéter suprapúbico insertado
en la pared abdominal para ayudar a drenar la vejiga.
Se puede conectar una solución para irrigar
la vejiga a través del catéter con el fin de lavarlo continuamente y evitar que
se obstruya con sangre. Igualmente, se puede colocar un tubo de drenaje en la
cavidad abdominal para ayudar a drenar el exceso de sangre y líquidos del área.
La orina del paciente puede parecer
inicialmente muy sanguinolenta, pero esto debe resolverse en pocos días. El
catéter de Foley y los catéteres suprapúbicos permanecerán en su sitio entre 5
días y algunas semanas hasta cuando la vejiga haya sanado lo suficiente.
La cicatriz de nuestro paciente mostraba buen
aspecto con un punto por el cual eliminaba un poco de seroma, sin olor ni
color. Sin embargo el señor a primera hora de la mañana mantenía una tensión arterial
baja, disminuyendo esta a pesar de infundir volumen prescrito por orden médica,
se le administro un 3º suero extra, se comunicaron y registraron varias tomas
de TA. Su color de piel era peculiar, su palidez y la dificultad para acceder a
un tercer acceso venoso para infundir los fármacos prescritos, que finalmente
se consiguió en el tercer intento, nos mostraba signos de un shock séptico.
Su TA llego a descender a 69/43. Los médicos
le informaron que tenían que trasladarlo a quirófano y luego pasaría a la
unidad de cuidados intensivos, su familia fue informada.
El shock distributivo séptico en su fase
inicial precisa perfusión de líquidos, monitorización y fármacos inotrópicos (dopamina).
Si esta indicado drenaje del foco séptico.
1. Estadio I o fase preshock; la sintomatología es escasa y la respuesta
al tratamiento suele resultar favorable.
2. Estadio II o shock precoz; los mecanismos compensadores en esta fase
son incapaces para lograr la perfusión de órganos vitales. El tratamiento debe
ser enérgico para intentar revertir esta situación.
3. Estadio III o shock tardío; los
signos y síntomas de la fase previa mantenidos en el tiempo. En esta fase la
morbimortalidad supera el 75% de los casos a pesar del tratamiento intensivo.
El shock séptico presenta una
alteración a nivel del tono vasomotor,
mediado por sustancias vasoactivas que provocan una discordancia entre el
contenido y el continente vascular. Las etiologías asociadas a este tipo de
shock son;
·
Sepsis
·
Anafilaxia
·
Tóxicos
·
Endocrinopatías (mixedemas e Insuficiencia suprarrenal)
·
Shock neurogénico
·
Shock causado por el dolor
Clínica
La presentación clínica varía en función del
tipo de shock y su causa. Aun así existen muchas características comunes que es
preciso identificar de forma precoz y sistemática.
ü Hipotensión arterial; es un síntoma
guía. La presión arterial sistólica < 90 mmHg o una caída mayor de 40 mmHg
sobre la basal o la TAM menor de 60 mmHg. Los mecanismos compensadores pueden
mantener la TA en parámetros normales durante algún tiempo (fase precoz del
shock), y existen otros signos y síntomas cardiovasculares que alertan sobre la
posibilidad del shock: alteración de la FC, aparición de arritmias, dolor torácico,
distensión o colapso de las venas del cuello, pulso paradójico y disminución de
ruidos cardiacos.
ü Disfunción de órganos;
o Cianosis, livideces, frialdad y sudoración
cutánea salvo en las fases iniciales del shock distributivo donde la piel puede
estar caliente y eritomatosa.
o Oliguria dosis menor 0’5 ml/kg/h
o <500ml en 24 horas.
o Alteración del nivel de
conciencia, desde agitación hasta coma
profundo.
o Acidosis metabolica, acidosis láctica
con ph< 7’30
o Distress respiratorio,
taquipnea, crepitantes pulmonares.
Además de hipotensión arterial se necesitan
dos o más signos de disfunción de órganos para el diagnóstico del shock.
Pasos a seguir
para el diagnóstico:
Anamnesis; obtenemos del paciente, familia
y/o acompañantes información que debe ser breve y orientar acerca de las
siguientes entidades: cardiopatía, infección, hemorragia, TEP, Traumatismo,
ingestión de fármacos etc.
Exploración física; se deben determinar los
siguientes parámetros: TA, FC y respiración, temperatura y PVC o yugular.
Pruebas complementarias; hemograma completo:
bioquímica básica con perfil hepático, cardiaco ante sospecha de shock
cardiogénico, amilasa, acido láctico, coagulación con dimero D y gases
arteriales para valorar la saturación de oxigeno.
Bibliografía;
- Abad E et al. Manual de Urgencias. Sociedad
Española de Medicina de Urgencias y Emergencias. 2011; 1: 97-99
- Rovira E. Enfermería 21. Urgencias en
Enfermería. DAE. Madrid. 2000; 1: 150-160
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